un aborto. A la edad de 17 años quede
embarazada y las mismas enseñanzas que
aprendí en este movimiento fueron la mayor
influencia para decidir terminar la vida de mi
bebé.
Luego del aborto, salí de la clínica con mucho
dolor y sangrado. Tenía tanto miedo que mi
mamá y otros se enteraran de lo que había
hecho que decidí callar y nunca mas hablé de la
experiencia del aborto. Caí en una profunda
depresión lo que me llevó a vivir una vida
desordenada y a refugiarme en el alcoholismo y
sustancias.
Pasó el tiempo y a la edad de 27 años en una
visita de rutina al ginecólogo me enteré que mi
utero estaba completamente perforado a
consecuencia del método utilizado para el
aborto. Entonces, escuché las palabras que
ninguna mujer quisiera escuchar: “Nora,
quedaste estéril, nunca tendrás un bebé”. Mi
vida cambió radicalmente, y comencé a vivir con
una profunda tristeza al punto de querer morir,
hacerme daño y me consumí mas en el
alcohol. Años más tarde conocí a Dios, pero
pensaba que nunca perdonaría el evento del
aborto. Así, que comenzó una vida de culpa,
vergüenza y soledad, donde me sentía indigna
de su perdón.
Estuve 52 años viviendo con las secuelas
físicas, emocionales y espirituales a
consecuencia del aborto. Pero, Dios escuchó
mi oración y en el año 2021 conocí a Camino a
Sanar donde Dios me dio la oportunidad de
hablar lo que había callado por mucho tiempo,
trabajar con mis heridas, recibir su gracia, su
perdón y sanar permanentemente lo que el
aborto había provocado en mi. Hoy soy
completamente LIBRE y puedo decir: I’am
silence no more.